Sí, sí, no pongas esa cara que seguro que tú también los usas, o…¿me equivoco? ¡Bendita tecnología que pone al alcance de nuestra mano esas herramientas que te permiten lucir una expresión perfecta en cualquier momento y cualquier situación! Vamos, que puedes modificar de tal manera tu cara que si te miras dos veces ni te reconoces, pero ojo… ¿qué tendrán los filtros que se han vuelto tan indispensables?
Aunque bueno, quizá seas una de esas personas que estén leyendo esto sin saber de qué filtros y efectos estamos hablando porque no eres (o aún no eres) un esclavo de las redes sociales y su apariencia perfecta. Así que te diré que gracias a algunas aplicaciones puedes tomar una foto tuya y aplicar un filtro a la misma que favorecerá, según el tipo que sea, los rasgos de tu cara, la luz de la foto, tus ojos, nariz, boca… ¡vamos, como un maquillaje a lo bestia! Suena bien, ¿verdad?
Pues bueno, te diré, que no tiene nada de malo utilizarlos siempre y cuando su uso no acabe perjudicando la imagen real que tienes sobre ti mismo. Aunque a veces no somos conscientes, todas las personas tenemos rasgos de nuestro físico que no nos gustan y que tratamos de esconder directa o indirectamente, y el uso de los filtros nos puede ayudar en esta ardua labor.
Realmente los filtros de ahora son el Photoshop de antes porque da igual el año en el que nos encontremos que todos buscamos salir mejor en las fotos. La diferencia está en que antes no recibíamos tanta exposición por parte de otras personas, pero con las RRSS esto ha cambiado. Y por si aún tienes dudas te propongo el siguiente ejercicio: entra, por ejemplo, en tu cuenta de Instagram, busca un perfil y mira sus fotos o historias en caso de que las haya, ahora contesta estas tres preguntas:
- ¿Es una procesión de caras perfectas?
- ¿Crees que ésta es la realidad?
- ¿Cómo te hace sentir?
Tras esta pequeña reflexión quiero que entiendas que el uso de los filtros puede suponer un arma de doble filo, ya que el vernos siempre tan perfectos a través de la pantalla puede hacer que luego no nos identifiquemos con la imagen que vemos en el espejo. Por no hablar de cómo gestionar el visualizar constantemente rostros que se muestran perfectos incluso cuando están constipados, por ejemplo.
En ocasiones, cuando una persona no sabe relativizar el uso de los filtros (ya sea para sí mismo o en terceras personas), puede derivar en que su percepción sobre su propia imagen empeore conllevando a una bajada autoestima.
Así que, si me preguntas si estoy a favor o en contra de los filtros, te diré que lo primero que debes hacer es trabajar tu autoestima para que esté a prueba de bombas y luego usa todos los filtros que quieras siempre que no te haga daño.
Y puede que llegados a este punto en el que hemos introducido el termino de autoestima, te estés planteando el trabajarla pero no sepas por dónde empezar. Si este es tu caso, no te preocupes, porque tengo un montón de material preparado para ti. Y en caso de que tengas una autoestima más alto que el cielo te planteo lo siguiente: Y tú, ¿sabes vivir sin filtros?