¡Sí, sí, como lo lees! Hoy vamos a hablar sobre no procrastinar, sin trampa ni cartón, así que… ¿qué significa procrastinar?
La procrastinación consiste en postponer en el tiempo aquellas obligaciones o tareas que debemos afrontar, es decir, se quedan en pensamientos que no llevamos a la acción, y seamos claros… ¡qué levante la mano quien haya procrastinado alguna vez! Estoy completamente segura de que, si ahora estuviéramos todos juntos en una sala, pocas manos se quedarían sin levantar. Yo por mi parte también voy a ser sincera que hay muchos ojos leyéndome: Mi nombre es Carolina Armero y alguna vez he procrastinado, lo siento, soy humana. Pero como rectificar es de sabios, he aprendido a entrenar mi cerebro para que sea un aliado y no un boicoteador, ¿quieres saber cómo? ¿Sí? ¡Pues sigue leyendo!
Nuestro cerebro es maravilloso y un poco odioso a partes iguales, sabe perfectamente cómo y qué decirnos en según qué momento para conseguir lo que él quiere, vamos, que nos boicotea a su antojo… ¿lo habías notado? Cuando procrastinamos, por lo general, le estamos dando un poder extra a nuestro cerebro, el cual, se encarga de generar millones de excusas para evitar todo aquello que no le apetece hacer, y llegados a este punto tienes dos opciones:
- La opción a: decirle a tu cerebro un “habla chucho que no te escucho” de manual.
- La opción b: hacer tuyas todas las excusas y creértelas a pies juntillas.
Si eres un procrastinador, tu opción será la b. Y aunque no seas una persona que suela procrastinar seguro que en algún momento también has elegido la misma opción. Pero tranquilos, tu cerebro no tiene por qué ganar siempre la partida, para eso estoy yo aquí, así qué… ¿cambiamos las reglas del juego?
Sé que muchas veces es complicado pasar a la acción, tomar las riendas y darle carpetazo a esa conversación taaaaaan interesante que mantenías con tu cabeza, pero… piénsalo bien, ¿cómo te sientes después? Sí, me refiero a cuando empiezas a ser consciente de que debías haber hecho algo, que quizá incluso era importante, y lo has acabado relegando a un segundo plano porque no te apetecía, estoy segura de que al final la emoción que se ha derivado de ahí no ha sido buena, ¿verdad?
Y dicho todo esto, vamos a lo importante, ¿quieres cambiarlo? ¿quieres sentirte mejor y dejar la procrastinación a un lado? ¿Sí? Pues para ello te propongo que implementes poco a poco los siguientes consejos:
- Trata de realizar las tareas más tediosas o que te suponen un mayor esfuerzo al inicio del día ya que es cuando más energía tienes.
- Limita las distracciones a unas horas en concreto y mejor si pueden ser al final del día.
- Intenta mantener una rutina diaria.
- Piensa en cómo te sientes después de hacer esa actividad que tratas de postponer, por ejemplo, si quieres salir a correr porque te gusta, pero estas haciendo pereza, ¿cómo te sientes después de correr? Recuerda esa sensación para que sea tu motor de acción para la próxima cita boicoteadora con tu cerebro.
- Organízate, no tienes por qué hacer todo hoy. Si tienes una buena planificación, puedes distribuir las tareas en varios días.
- No busques pasar de cero a cien, en ocasiones, queremos crear un hábito nuevo en nuestra vida y empezamos invirtiendo mucho tiempo y esfuerzo en él pensando erróneamente que más es mejor, sin embargo, a veces menos, es más, es decir, es preferible que todos los días leas 15 min a que leas un día 3 horas y no vuelvas a tocar el libro en una semana.
- Comparte, siempre que sea posible, esa tarea que te cuesta tanto hacer, ya que cuando lo decimos en voz alta y a otra persona, inconscientemente estamos creando un vínculo y un compromiso.
Creo que con los tips anteriores ya tienes material para empezar, ¿no? Sé perfectamente que decirlo es más fácil que hacerlo, pero no te lo pienses más, busca tu sistema y pasa a la acción. Empieza poco a poco y recuerda que menos, es más.
Así que… ¿estás preparado para no dejar para mañana lo que puedas hacer hoy?